12/9/08

Nuestro comentario

Tesoros Familiares estuvo planteada, desde el principio, como una colección de 5 décadas de fotografía familiar. Medio siglo de fotografía casera, hogareña, familiar.

Cuando elegimos comenzar con la década del 70 sabíamos que el tema de los desaparecidos y la dictadura militar iba a estar presente siempre y fue para nosotras un gran desafío editar el primer tomo con esta década. Mostrarla desde el lugar elegido : los usos y costumbre de la fotografía fue y es nuestro próposito.

La memoria está compuesta por las cosas que recordamos y por las que olvidamos, por los “buenos” y los “malos” recuerdos. Al ser este un libro de fotografía creemos que la polisemia de las imágenes habla de manera indirecta sobre la parte oscura de la década.

Las personas que aparecen retratadas en este libro fueron siempre respetadas, y sí es verdad que nos propusimos no mostrar nada que mencionara directamente los oscuros años. Pero nunca fue nuestra intencion “borrar” la dictadura, porque ademas creemos que es simplemente imborrable. Por lo que elegimos fotografías que muestran, sin mostrar explícitamente.

Las sombras, los niños solos, autos hay muchos….Falcon también..., pero verde, no.

Para los niños ser mirados por sus padres significa ser “sujetados”, completados. Son los padres los que sacaban las fotos en esa década, y hoy muchos de esos padres no están, por la dictadura o por otras causas, pero son ellos los que nos retrataron y para aquellos niños este recuerdo hoy es invaluable.

Muchas personas vieron nuestro libro, hijos de desaparecidos, adultos que ayer fueron jóvenes y sufrieron en carne propia la dictadura. Todos nos agradecieron por haberles devuelto una parte de su infancia que habían olvidado, porque ya no importaba quien era el de la foto, solo lo que la foto había dejado en ellos y por recordar a sus padres retratándolos.

Sabemos, en parte por experiencia propia, que los hechos difíciles que le suceden a una persona atraviesan su vida, pero no son su vida.

Si asi fuera las victimas del holocausto deberían mencionarlo en cada cosa que hagan. Y muchos, muchos de ellos se reconocen como victimas del holocausto pero no se DEFINEN como tales.

Consideramos que hay muchos libros a cerca de la década del 70 y sus consecuencias, escritos por periodistas y profesionales que han analizado y documentado con claridad lo sucedido.

Este libro no es uno de ellos, y nunca pretendió serlo. Es un libro de fotografía familiar, con una mirada casi antropológica sobre la misma, de estudio y comparación. Pero claro, los fotografiados son personas, sobre todo niños porque este tomo es acerca de la infancia y el respeto es ahí mayor.

Qué hacemos los niños que vivimos nuestra infancia en los 70? Borramos los recuerdos? Por qué será que hay una vuelta a revalorizar objetos, ropa, música de esa década? Qué parte de la memoria queremos que no se borre? Sólo debemos recordar lo oscuro?

Mantener la memoria viva es una obligación de cada ciudadano pero… toda la memoria.

La periodista se pregunta: “¿Qué sentido cobra ese recorte en esos años? ¿Por qué no hay parejas besándose o grupos de amigos en las plazas y calles?

Las respuestas a esas preguntas -si nos hubiera preguntado-, son bien simples: porque decidimos recortar el tema a partir de nuestra propia historia, y por ello la convocatoria fue “infancia en los 70´s”, de la misma manera que para los dos tomos siguientes estamos trabajando la adolescencia en los 80s y la juventud en los 60s (la juventud de nuestros padres).

Y sigue preguntandose ella: ¿Por qué el primer día de clases un niño tenía que dibujar una bandera o un soldado? (eso está en las fotos).”

Eso, es para preguntarselo a esa parte negra de la decada. Nuestras fotos solo reflejan esa cotideaneidad.

Quien quiere ver que vea.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece que todo lo que decís está, pero al fin y al cabo el dato histórico está borrado. Este gesto "produce sentido" y puede ser analizado. Creo que al final el libro termina operando como un rescate de la memoria al mejor estilo "Calma Chica". Nadie dice que hay que recordar solo lo malo, y que solo se puede hablar de los 70 ´s mencionando los desaparecidos. Pero me parece importante pensar esas imágenes en su contexto. Salvo que solo se quiera pensar de manera superficial las cosas. Por algún motivo, en el prógolo del libro "el dato histórica" está borrado. Piensen por qué. Yo ví el libro, y me quedé helado, leí la nota y me dije... por fín alguien que piensa un poco las cosas...

Julia dijo...

Recién ayer, en marzo del 2011, vi el libro en casa de Vicky y me encantó. Al leer ahora aquella nota de Radar, la respuesta de ustedes y el comentario de este anónimo aquí arriba, sólo puedo pensar que es de gente que no fue chico en los 70. Que no vivió nuestra realidad que podrá haber sido ignorante o incluso ocultadora en muchas familias, pero que es la nuestra. ¿Todo tiene que ser visto con los ojos de lo que se supone políticamente correcto? Nosotros íbamos a la plaza, al Italpark, a la Rural, a las playas, festejábamos cumpleaños y leíamos en la cama... mientras después de grandes nos enteramos de lo que pasaba. Pero eso que hacíamos lo hacíamos completamente y con toda la felicidad que lográbamos alcanzar cada uno de nosotros. ¿Tenemos que borrar y silenciar eso como si no lo hubiéramos vivido? Es absurdo.
Al ver el libro también pude pensar desde mi ahora lo significante de las remeras del mundial, los pocos productos importados, los autos y las caras de algunos adultos que ahí estaban, es algo que permite el libro y que no lo borra como si no hubiera existido, pero de ahí a hablar de cierto sadismo en lo que se muestra como hace la autora de Radar me parece una estrechez de miras más que notable. Por eso después de tantos años de aquel "debate" quería dejar sentada mi opinión.
¡Saludos, felicitaciones y ya me voy a buscar mi ejemplar del libro!